El rubí, que deriva de la palabra Rubeus, rojo en latín, además de traducirse en sánscrito antiguo como “el rey de las piedras preciosas”, representa el amor, la emoción, el coraje y la pasión. Como es la reina de todas las gemas, se creía que usar la piedra color rojo intenso traía buena fortuna al portador. A través de los años, esta valiosa gema fue una posesión venerada entre reyes y emperadores. Se la considera la piedra de la profecía, que se oscurece cuando se acerca el peligro. Se dice que los rubíes son buenos para el cerebro, la memoria, el corazón y, cuando se los frota por la piel, restauran la juventud.